A poco menos de tres meses de disputarse la Copa del Rey de baloncesto –prevista del 11 al 14 de febrero de 2021– todavía no se conoce la ciudad que la organizará. Algo insólito en la historia de la competición y que, evidentemente, es un efecto más de la incertidumbre que la pandemia está dejando en el día a día del deporte profesional.
Tras la última edición de Málaga la ACB tenía una hoja de trabajo en la cabeza para articular las sedes a medio plazo. Pocas semanas después se dio de bruces con el confinamiento y todo lo que vino después.
El borrador preferido era el que llevaba al Casal España Arena de Valencia la Copa en 2023, para estrenar el recinto, y abrir el mercado de 2021 y 2022 a dos sedes inéditas. Burgos y Pamplona eran las favoritas. La cruda realidad es que sin opción a día de hoy de meter público en los pabellones, el gran reclamo de cada edición de la Copa, nadie la quiere organizar.
Para las ciudades –y sus corporaciones locales– el retorno es el turismo que mueve el desplazamiento de miles de seguidores a cada edición. La Copa es sinónimo de afición, de colorido en las calles. El Cabildo de Tenerife ya sopesó renunciar a la pasada Supercopa por ese motivo. Pero, con el contrato firmado, se realizó el evento en el Santiago Martín. Para la Copa del 2021 no hay nada firmado.
La Acb quiere esperar unas semanas para conocer si se vislumbra unas mejores condiciones de la pandemia en febrero, con la opción de la vacuna. Si se tiene que tomar la determinación de realizar el evento a puerta cerrada la gran favorita, volverá a ser Valencia…Saber mas
Fuente: Las Provincias