La devoción resurge como el Ave fénix. Por los que ya no están, los recién llegados, la paz en Ucrania y el fin del Covid, pero sobre todo por volver a ver a la Patrona, los falleros completan el manto
La devoción fue más fuerte que una pandemia mundial, cómo no iba a resistir frente al frío, el viento y la lluvia. Esa misma devoción es la que ha levantado a las comisiones falleras. Les ha movido hasta los pies de la Virgen en el segundo día y último de la Ofrenda. Sin precipitaciones hasta última hora del día, cuando la lluvia sí hizo acto de presencia.
La tarde empezó con unos tímidos rayos de sol. En el manto de la Mare de Déu ya se veía ese ave fénix diseñado por los vestidores. Que en esta segunda jornada, antes de empezar se concentraron en un círculo para realizar un ritual. Se pasaban de unos a otros el medallón de la Virgen, lo besaban, se santiguaban con él, o señalaban hacia la imagen. Después un grito de aliento: «Vestidors, tots a una veu, vixca la Mare de Déu», chillaron antes de empezar de nuevo con la faena. «La lluvia ha dejado si cabe un manto más espectacular porque la flor está abierta, el primer día fue complicado pero avanzamos mucho, esta tarde será más tranquila y de retocar», comentó el coordinador Rafa Chordá, que con un puntero láser indicaba a los compañeros los errores.
Antes de las cuatro de la tarde ya llegaba a la plaza la primera comisión por la calle de la Paz, aunque los primeros sectores estaba previsto que empezaran a pasar a las 15.30 horas, con lo que arrancó con retraso, pero pronto se cogió el ritmo.
De hecho se recordaba continuamente por la megafonía a los falleros que no se detuvieran ni hicieran pasillos o parones. Para que el desfile fuera rápido y para que las últimas comisiones no tuvieran que enfrentarse tanto al frío o a la lluvia.
El público en la plaza de la Virgen ya se agolpaba a las vallas colocadas como perímetro para dejar entrar y salir a las comisiones. Les gritaban a las falleras que iban pasando: «guapas».
«Muy contenta, lo estamos pasando fenomenal otra vez con la vuelta de las Fallas. A la Mareta le he pedido que le mande un beso a mi abuelo y que nos dé mucha fuerza a todos» Esto lo pedía Inés, fallera mayor de su comisión al pasar emocionada a los pies de la Virgen.
«Ha sido emocionante, no pensaba que este momento fuese a llegar, después de tanto tiempo poder volver a la Mare de Déu, ha sido espectacular. Y le he pedido mucha salud para mi familia, y sobre todo con todo el tema de la guerra de Ucrania, para que nos traiga la paz», comentaba Rocío otra chica que desfilaba en la Ofrenda junto a sus amigas.
La guerra de Ucrania estuvo muy presente durante toda la Ofrenda en esta segunda jornada. En la que hasta los vestidores aseguraron estar haciendo un guiño con su diseño. Tambien llegaron varias canastillas con los colores de la bandera ucraniana y en las que se pedía paz.
«Hemos traído un pelleter que portaba la bandera con un homenaje a Ucrania porque nos sentimos con ellos, estamos muy conmocionados y en contra de la enorme injusticia que están viviendo», relató José Vicente, sobre esa ofrenda que dejaron a las puertas de la Basílica en nombre de la comisión.
Dos amigas, agarradas con fuerza de la mano y lágrimas en el rostro se quedaron mirando a la Mare de Déu. «Qué quieres que te diga, estamos super emocionadas, es un sentimiento muy grande, hemos pasado juntas todos los años de nuestra vida y ahora nos acompañan nuestras hijas y nietas porque es una tradición. Sobre todo le pedimos a la Virgen que nos cuide y salud en especial para una hermana mía», comentó una. El cielo volvió a encapotarse conforme avanzó la Ofrenda pero los claveles del manto de la Virgen brillaban gracias a esa humedad. A pesar del que el clima no acompaña, las comisiones falleras siguieron llegando hasta los pies de su imagen hasta completarse el manto. Al cierre de esta edición el desfile de la Ofrenda no sufría ningún retraso sobre el horario.
Fuente: Las Provincias.