Illa illa illa nos vamos a Sevilla

Illa, illa, illa, nos vamos a Sevilla
Guedes, en el Valencia – Athletic de Copa del Rey
EFE

Tres años después, el Valencia vuelve a una final de la Copa del Rey tras superar en una igualada eliminatoria a un Athletic (1-0). El talento de Gonçalo Guedes decidió, el portugués se sacó un golazo de la nada y con su zapatazo a la red hizo estallar a Mestalla rumbo a La Cartuja, donde el 23 de abril el equipo che se medirá a Betis o Rayo Vallecano.

Toda la tensión previa al choque no se reflejó en el campo, en un partido intenso pero siempre con nobleza. El equipo de Bordalás llevó el dominio inicial del choque, pero el de Marcelino pronto mostró sus cartas en una contra llevada por Iñaki Williams por la derecha que Mikel Vesga remató demasiado alto.

Un eslalon de Bryan Gil que acabó en un disparo ajustado, fue la mejor llegada del conjunto che, aunque la respuesta vasca fue contundente. Muniain aprovechó un centro de Lekue y a su disparo a bocajarro respondió Mamardashvili con un paradón en una jugada anulada por un justísimo fuera de juego que el VAR hubiera tenido que revisar a fondo.

El paso de los minutos equilibró el choque, con el Athletic animándose cada vez más e Iñaki creando mucho peligro a la contra.

José Luis Gayà, que había forzado para jugar, se tuvo que retirar poco después de la media hora y casi a continuación Iñaki Williams acarició el gol. Se plantó en el área con ventaja, recortó a Diakhaby y su disparo lo tapó un rapidísimo Mamardashvili.

Había perdonado el Athletic y no lo hizo después el Valencia. Aunque, en realidad, su gol no fue una ocasión sino un invento de Guedes de la nada. Tras una falta lateral, recogió el balón a más de 25 metros de la portería, se perfiló para su derecha y su zapatazo levantó a un extasiado Mestalla.

Se quedó tocado el cuadro vasco, que casi encaja el segundo antes del descanso. Una gran contra acabó en un centro de Bryan Gil que Carlos Soler remató con potencia, pero Agirrezabala tapó bien.

El Athletic tenía que marcar tras el descanso, pero no encontraba la manera de hacer daño al equipo che.

Marcelino movió el banquillo, y el equipo vasco se reactivó, comenzando a poner cerco al área che y las ocasiones llegaron. La mejor, una de Muniain desde la esquina del área, pero su rosca buscando la escuadra se perdió alta.

El Valencia tiró de oficio en los minutos finales y no concedió ni una ocasión más a un Athletic impotente.

Fuente: 20 minutos

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